Como cada año en estas fechas, siempre toca devanarse los sesos para hacer los regalos de Reyes Magos a nuestras esposas, a nuestras parejas, en definitiva. Y cada año, al aproximarse estas bonitas fechas me digo lo mismo:
“… este año compraré los regalos de reyes lo más tardar en el mes de octubre…”
Este propósito como digo, es siempre cada año. Luego lo que siempre ocurre, son otros López, o dicho de otra manera, espero al último día para hacer de rey mago, y me paro a pensar: “… qué desastre…”
Buscando ideas para hacer regalos, y no es porque uno no sepa, suelo acudir a la Red para leer sobre ello y escoger alguna que sea cuando menos original. Las había para todos los gustos, desde una batidora (Jesús qué horror) hasta un libro, pasando incluso por una pieza de ropa, un viaje romántico, yo qué sé, de todo.
Pero una de las más absurdas que me encontré, y que fue motivo para escribir este post, fue la de que el marido, novio, pareja o lo que fuera, se levantara de madrugada el día 6 de enero, o sea, día de Reyes, y se pusiera a limpiar toda la casa de arriba a abajo para que cuando se levantara la nena, esposa, etc. se la encontrara limpia de polvo y paja, como si la limpieza de una casa se pudiera empaquetar en papel de celofán. Y me dije: “¿ y esto es un regalo?, por favor qué desfachatez.”
Supongo que aquel post que leí buscando ideas para regalar a una mujer, fue escrito (digo yo, pero tampoco lo sé seguro) por una de ese sexo, una fémina feminista, o una caradura.