Cualquiera que sea lector de este blog se dará cuenta de que prácticamente todo lo que escribo tiene que ver con la política, sobre todo de cuestiones de crítica ya sean constructivas o destructivas del gobierno en particular y de los políticos en general, la economía, etc.
El caso es que anteayer se me estropeó el termo eléctrico de casa y oh Dios mío, sin quererlo ni beberlo ya estaba visualizando la factura no ya del propio termo nuevo sino incluso la del operario que tuviera que colocarlo.
No soy para nada un bricomanitas de esos que son como McGiver que con un alambre de cobre era capaz de hacer una bomba de relojería, no, para nada. Pero me puse manos a la obra para intentar vaciar de agua el susodicho termo, 80 litros de agua que se fueron al garete así, sin más. Insisto, visualizando las facturas de gastos, no me quedó más remedio que subsanar la avería vaciando el calentador e instalar el nuevo, cuestión de media hora entre una cosa y otra. Lo hice yo mismo. Total, que para los tiempos que corren, ahorrar en estas pequeñas cositas es un triunfo.
Y ahora, la operativa del vaciado: primero, cerrar las llaves de paso que conectan el termo. Segundo aflojar el latiguillo por donde sale el agua caliente, colocar bajo éste cubo de agua por si acaso, aunque no debe salir ni una gota. Tercero, aflojar el latiguillo de agua fría, poner debajo un recipiente porque el agua saldrá a borbotones.
Luego de todo esto y una vez vacío, poner el nuevo termo, conectar todo, enchufar a la electricidad y ya está. Te habrás ahorrado al menos 80 euros.