La verdad es que tenía mis dudas, tenía la duda razonable de que en España se cumpliera con el Estado de Derecho, tratándose del personaje que da título a este post.
Este juez un día se debió creer que era nada más y nada menos que Dios, se convenció a sí mismo y a otros que estaba por encima de la Ley, al ordenar las escuchas entre abogados y sus clientes del caso Gürtel, asunto tan mediatizado. Y es además todo esto cuando menos irónico, un juez que pasa de ser gato a ser ratón.
Su extrema soberbia y su ego lo han puesto donde hace tiempo tenía que estar, fuera de los estamentos judiciales. El señor Garzón utilizaba la infraestructura judicial para hacer de las suyas, hacía de su capa un sayo y ordenaba a diestro y siniestro lo que le daba la gana pisoteando a su antojo a la Ley, sí, la Ley, es decir, me atrevo a decir que este juez pisoteaba a los españoles, puesto que somos nosotros el pueblo soberano quienes a través nuestro los políticos hacen las leyes que luego el aparato judicial se encarga de administrar la justicia.
Garzón en su actuación iba más allá de su cometido, mucho más allá, se proponía perseguir el delito, cuando esa no es su función, ni por asomo. Su función es juzgar con aplicando por supuesto el principio de legalidad, principio que para su desgracia vulneró repetidamente en sus actuaciones en el caso mencionado. Ya lo dice la sentencia recaída del Tribunal Supremo con fecha hoy, el juez Garzón ha cometido el delito continuado de prevaricación, por ello, su chulería le ha costado tirar su toga a la basura, además de once años de inhabilitación, con todo lo que ello representa.
Afortunadamente para todos los españoles, hoy en España debemos brindar con champán por esta resolución que pone de manifiesto que aún la justicia acierta en sus fallos al dictar una sentencia que a todas luces es más que ajustada a Derecho.
Aún podemos volver a estar de enhorabuena como hoy, puesto que a este juez le quedan todavía dos causas pendientes con la justicia, por meterse en camisas de once varas. Eso sí, esperemos que en esas causas se dicten sentencias tan ejemplarizantes como la de hoy.
En mi caso como futuro jurista en puertas que seré, sigo sin creer en la justicia, pero sí en el Derecho y hoy insisto se ha hecho Derecho y justicia también.
Como se suele decir, increíble pero cierto.